En el carril del crecimiento
Tomado del Exportador ICEX
Uruguay fue una de las primeras naciones del mundo en establecer el derecho al sufragio femenino e instituir un sistema educativo gratuito. A pesar de que su historia, como las del resto de sus vecinos del Cono Sur, también ha tenido sus turbulencias, hay factores que destacan al país charrúa como un enclave especial.
Desde finales del siglo XIX y principios del XX, a la vez que se consolidaban estos desarrollos sociales, Uruguay se abría al exterior, tanto como receptor de inmigrantes, como en su creciente actividad comercial. En el siglo XXI, se puede afirmar que esa inclinación por el bienestar social y por las relaciones comerciales se mantiene viva.
El PIB uruguayo creció un 5,7% en 2011, dando definitivamente por cerrada su desaceleración, provocada por la crisis mundial en 2008. Según las estimaciones de The Economist Intelligence Unit, Uruguay crecerá entre el 4% y el 4,5% hasta 2017, lo que denota una clara solidez económica. No fue siempre así.
La crisis de Argentina en 2002 afectó duramente a su vecino del norte. La exposición de la economía uruguaya a las oscilaciones de aquel país obligó a tomar serias medidas para el futuro. Desde la agencia oficial para el fomento de las inversiones, Uruguay XXI, su director ejecutivo, Roberto Villamil, lo explica así: “Había que diversificar mercados, mejorar la regulación del sistema financiero y bancario, aplicar políticas fiscales anticíclicas, evitar atarse a un sistema de tipo de cambio fijo para poder amortiguar mejor los shocks externos, etc. Pero, tal vez, una de las cosas más importantes que hicimos fue pagar nuestra deuda y mantener con nuestros acreedores una política intachable”.
Unas medidas que han procurado a Uruguay una reputación de seriedad muy valorada por las empresas españolas presentes en el país. La seguridad jurídica y la protección al inversor están garantizadas. Además, en el ranking de corrupción por países elaborado por Transparency International, Uruguay aparece en el puesto 20, el primero de Latinoamérica y 10 puestos mejor situado que España.
No obstante, el crecimiento del PIB, fuertemente impulsado por el consumo privado y la inversión pública, lleva consigo efectos no deseados. La inflación en 2011 llegó hasta el 8% y es una de las mayores preocupaciones de las autoridades. El alza en los precios de los alimentos y la escasez de competencia en diversos productos de gran consumo contribuyen a esta tendencia. Si se llega a la barrera del 10%, la propia ley uruguaya obligaría a tomar medidas drásticas que podrían afectar profundamente a la estructura económica del país.
Progresiva apertura
La crisis mundial de los últimos años ha acentuado la apertura comercial de Uruguay. La fortaleza de los mercados emergentes, como Brasil, está favoreciendo un gran aumento tanto de sus exportaciones como de sus importaciones. Hay que destacar que la pertenencia del país a Mercosur y su propia situación geográfica le convierten en un enclave estratégico de primer orden. “Montevideo es el único ‘puerto libre’ de la costa atlántica de América del Sur, lo cual permite el desarrollo de actividades logísticas a costes muy competitivos, ya que las empresas de transporte extranjeras están exentas del pago de impuestos nacionales”, explica Roberto Villamil.
Además de este tipo de ventajas, existe una apuesta decidida por el fomento de un tejido de empresas tecnológicas que aporten valor añadido. Estas no son solo uruguayas sino también firmas extranjeras que se han instalado en el territorio. Según Andreu Pi Pocurull, presidente de ICG, grupo catalán especializado en software de gestión, “las empresas que forman parte del parque tecnológico del país y que producen productos innovadores suscitan un especial interés por parte de las instituciones públicas. Esto supone un importante activo para instalarse allí como base para acceder a otros mercados de la zona”. Las exportaciones desde Uruguay de productos tecnológicos suponen ya el 11% del total. Lejos quedan los primeros años del siglo XX, evocados antes, en los que se exportaba, casi exclusivamente, lana y carne congelada.
Sin embargo, admitiendo que abrir un negocio en el país charrúa es seguro, esto no quiere decir que sea fácil. El informe “Doing Business” 2013 coloca a Uruguay en un discreto puesto 89 de 185 Estados analizados (52 puestos por detrás de Chile, por ejemplo). Conseguir permisos de construcción y registrar la propiedad lastran, según este informe, los avances en otro tipo de variables. Atraer mayor inversión extranjera requerirá, a buen seguro, avances en estos aspectos, especialmente si se tiene en cuenta el gran número de inversiones en infraestructuras previsto para los próximos años. La Ley de Participaciones Público-Privadas, promulgada en 2011, pretende facilitar la entrada de capital privado extranjero en proyectos que, hasta hace poco, eran realizados en exclusiva por empresas públicas.
Buena imagen
En Uruguay gusta España. Y viceversa. Las relaciones históricas y culturales entre ambos países tienen su peso y eso es, sin duda, una ventaja a la hora de hacer negocios. “Tradicionalmente, la imagen que tienen los productos españoles en Uruguay es de calidad y sofisticación, en especial los alimentos. Productos como el aceite de oliva, el jamón, los vinos o los mariscos tienen una imagen difícil de superar por productos de otras procedencias. También tienen buena imagen los cosméticos, la moda, los electrodomésticos o la cerámica”, explica Roberto Villamil. Una buena imagen recíproca que se traduce en la salud de los intercambios comerciales; en 2011, las exportaciones españolas crecieron un 29% respecto al año anterior; las uruguayas, cerca de un 15%. Si bien la balanza comercial ha sido tradicionalmente favorable a Uruguay, es de esperar que esta tendencia cambie en breve.
El país charrúa es el segundo importador per cápita de bienes españoles en América del Sur, después de Chile. Unas compras que, por otra parte, se reparten en un buen número de sectores. Es previsible que el futuro Acuerdo de Asociación entre la UE y Mercosur, aunque mantenga ahora un ritmo lento y complicado de negociación, facilite las relaciones entre ambos países.
En definitiva, Uruguay, que fue etiquetada como la “Suiza de América del Sur” durante la primera mitad del siglo XX (por su desarrollo económico, cultural y social), parece decidido, en esta primera mitad del siglo XXI, a recorrer con la lección bien aprendida un camino similar.
Modernización sostenible
El acelerado crecimiento del PIB uruguayo requiere sectores dinámicos en dos coordenadas clave: la modernización tecnológica y la sostenibilidad.
ENERGÍAS RENOVABLES. La matriz energética uruguaya está experimentando el cambio cuantitativo y cualitativo más importante de los últimos años. Se estima que es necesario multiplicar por dos la capacidad energética instalada para afrontar la demanda que acompaña al fuerte crecimiento. Esta ampliación girará en torno a las energías renovables, con preferencia por la eólica. De hecho, el objetivo es que en 2015 al menos el 30% de la potencia instalada provenga de esta fuente de energía.
Estas circunstancias abren oportunidades de inversión, tanto por las licitaciones para el desarrollo de campos eólicos como por las ventas directas a la empresa monopolista de distribución, la Administración Nacional de Usinas y Transferencias Eléctricas (UTE). Asimismo, se espera un incremento de la demanda de equipamiento eléctrico.
INFRAESTRUCTURAS. Los servicios públicos uruguayos deben ser modernizados y ampliados. El sector público no puede afrontar una inversión de esa magnitud en un marco de estabilidad presupuestaria y de precios, por lo que se ha promulgado una Ley de Participaciones Público Privadas , que está posibilitando la entrada de la iniciativa privada en sectores como la construcción y el mantenimiento de cárceles, hospitales, infraestructura viaria y puertos.
Mención especial merecen las importantes inversiones previstas en el sistema ferroviario, un sector que había permanecido abandonado durante muchos años.
OTROS SECTORES. De especial importancia son las necesidades de equipamiento en el sector de las telecomunicaciones, así como el software de gestión y los servicios de consultoría, estos últimos vinculados a la reforma de gran parte de las instituciones y empresas públicas.
Es preciso señalar que una parte importante de la presencia española en Uruguay procede del sector servicios, en especial banca, seguros, comunicaciones y construcción. Otro tipo de servicios, como los call centers o la logística, también han tenido peso en los últimos años y continuarán teniéndolo en un próximo futuro.
Más que una puerta de entrada
AVANZA. En 2006, Avanza, compañía madrileña dedicada al outsourcing y a los servicios a la empresa, entra en Uruguay. El país les convencía por su seguridad jurídica, la facilidad para encontrar personal cualificado y su legislación impositiva. “Nuestra plataforma en Uruguay se encuentra en el centro de la capital, sobre una de las principales avenidas de la misma y próxima a los centros de estudios universitarios más importantes. Cuenta con una superficie de 1.700 m2 y 250 puestos operativos”, describe Walter Viera, gerente general de Avanza en Uruguay. Su primer cliente fue Telefónica Móviles aunque, desde entonces, su cartera de clientes ha aumentado considerablemente, no solo con empresas españolas sino también con compañías locales.
La actividad de Avanza en Uruguay ha recibido un nuevo impulso desde que el país homologó su Ley de Protección de Datos ante la UE. “Esto quiere decir que se puede realizar offshore desde Uruguay hacia, por ejemplo, España, sin tener que pedir la autorización correspondiente a la agencia española, lo que supone una ventaja de dos a cuatro meses en el arranque de cualquier servicio, en comparación con el resto de Latinoamérica”.
ICG. La firma de soluciones de software para hostelería y retail ICG entró en Uruguay en 1994 de la mano de un socio tecnológico. Dispuesta a afianzarse en el mercado, en 2008 inauguró sede propia en Montevideo, en un inmueble clasificado como patrimonio histórico.
Según Andreu Pi Pocurull, presidente de la empresa, la estrategia para consolidarse en el país tiene dos vertientes: “A través de concesiones que representan a ICG, con nuestra imagen corporativa y exclusiva, y aplicando el mismo modelo de negocio; y mediante distribuidores con un gran nivel de conocimiento de su mercado. Se trata de buscar empresas sólidas y que estén preparadas para asumir el compromiso con nosotros”. Esta estrategia les ha llevado a alcanzar todos los rincones del país”. Firmas de moda como Urban o Limite y los restaurantes del Teatro Solís, el World Trade Center y el Aeropuerto de Carrasco, entre miles de clientes en Uruguay, utilizan las soluciones ICG en sus negocios”, enumera Pi Pocurull.
KAUMAN. Con 70 años de historia, el grupo Kauman se había convertido en referencia internacional en el sector de las bandas transportadoras y exportaba a medio mundo. Sin embargo, las ventas en América del Sur sufrían por las variaciones de los tipos de cambio con el dólar. “Este factor, unido al enorme potencial de mercado que se abría en toda la región, en especial en los países del Mercosur y en Perú, nos empujó a abrir allí una planta productiva en 2008”, explica Juan José Rey, presidente del grupo. Esta fábrica emplea a 50 personas, la mayor parte uruguayos, que pasaron por un proceso de formación en la empresa matriz, localizada en Pontevedra.
Elegir un punto concreto para abordar todo un continente exige reflexionar sobre el país y la región donde asentarse. Según Rey, “Uruguay era perfecto puesto que está bien comunicado, tiene gobiernos estables, no hay corrupción y, aunque los trámites burocráticos fueron lentos, la Administración uruguaya nos ha cuidado mucho”.
LKS. “De las relaciones del Grupo Mondragón con el Centro Cooperativista Uruguayo (CCU), surge en 1999 LKSur, un proyecto común que aglutina los esfuerzos de ambas organizaciones para ofrecer servicios de consultoría e ingeniería en Uruguay. En la actualidad, contamos con un equipo humano de 26 personas y, en 2011, facturamos 2,5 millones de dólares”. Así resume Emilio Ormaechea, director de Desarrollo de LKS Ingeniería, la entrada de la empresa en el país sudamericano, hito que supuso la primera experiencia internacional de la firma.
Con proyectos en ámbitos que van desde las energías renovables o la biomasa hasta la gestión de residuos sólidos, entre otros, la empresa se ha consolidado en Uruguay y ha atraído la atención de los mercados vecinos: “Uruguay es un país estable en lo político y lo financiero. Esto le convierte en una pequeña isla en su entorno, favorece la implantación y otorga un clima de confianza a los inversores de los mercados del área, como Argentina, Paraguay y Brasil, que están acostumbrados a trabajar en Uruguay y ven con naturalidad que empresas españolas operen allí desde un primer momento”, concluye Ormaechea.
PANDA SECURITY. “Panda está presente en Uruguay desde 2001. A pesar de su pequeño tamaño, este país ofrece muchos atractivos, como el elevado porcentaje de penetración de Internet entre sus habitantes, una de las tasas de piratería más bajas de Latinoamérica y una notable estabilidad y seriedad jurídica”, comenta Gonzalo Mendioroz, country manager de la empresa de seguridad informática Panda Security.
La compañía atiende a clientes que van desde el usuario particular privado hasta la propia Presidencia de la República. A través de oficinas propias y franquicias, se ha consolidado en Uruguay y de allí ha dado el salto a otros países. Así lo explica Mendioroz: “De hecho, Panda Argentina y Panda Paraguay nacen de la expansión de las oficinas de Uruguay. Desde allí se dieron los pasos para la apertura de dichas filiales y, aunque hoy son totalmente independientes, comparten frecuentemente campañas y políticas”.
VÍDEOExperiencia en el terreno: Cementos Molins
La planta en Uruguay de Cementos Molins, adquirida en 1992, fue durante algún tiempo la inversión extranjera más importante del país latinoamericano, con un valor cercano a los 65 millones de euros.
Veinte años después, la empresa catalana puede ser considerada uno de los principales testigos de la evolución económica de Uruguay. Actualmente, la filial de Cementos Molins en el país charrúa factura 86 millones de euros, más del 10% del total del grupo, y emplea a 224 personas.
Para Cementos Molins, Uruguay no es solo un mercado interesante en sí mismo sino que es un punto estratégico para acceder a países vecinos con gran proyección para el futuro, como son Argentina o Brasil.
ENTREVISTA CON XAVIER MOLINS, DIRECTOR DE PARTICIPADAS DE CEMENTOS MOLINS
“No empezamos la empresa desde cero. Compramos una ya existente y mantuvimos el personal local”.
2. Oportunidades en el sector de la construcción (1’34”).
“El sector de la construcción está atravesando el mejor momento en la historia del país”.
3. Encontrar el personal adecuado (1’05”).
“La formación es fantástica. Uruguay dispone de unos ingenieros excelentes”.
4. Apoyo de Uruguay a la inversión extranjera (1’18'').
“En 1992 no había obstáculos, pero tampoco ayudas. Ahora sí que hay un fomento de la inversión”.
5. Un consejo para invertir en Uruguay (47'').
“Es indispensable contar con alguien local que conozca bien la idiosincrasia del país”.
JAVIER FERNÁNDEZ
JAVIER FERNÁNDEZ
Documentación
Country Report: Uruguay
Ed. The Economist Intelligence Unit (EIU), octubre 2012, 32 págs., en inglés
Ed. The Economist Intelligence Unit (EIU), octubre 2012, 32 págs., en inglés
Doing Business 2013. Economy Profile: Uruguay
Ed. Banco Mundial, 2012, 114 págs., en inglés
Ed. Banco Mundial, 2012, 114 págs., en inglés